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“Eran el mismo diablo”: Perla escapó del narco mientras mataban a su familia, así logró sobrevivir

Perla sufrió una terrible experiencia cuando ella y sus parientes fueron “levantados” y “levantadas” por integrantes del crimen organizado en el momento que había una comida familiar en una propiedad de la familia en Ciudad Mante, Tamaulipas. Los narcos se llevaron a todos los integrantes, los plagiarios eran de Los Zetas.


Los narcos ya habían atacado a las personas cuatro días antes, cuando secuestraron a otros siete miembros de la familia y seguían reuniendo el dinero para completar el pago del rescate que ascendía a 250 mil dólares. Cuando Perla comía pollo con mole y arroz con sus cercanos en la casa de los abuelos, de pronto escucharon la llegada de camionetas y varios hombres.


Unos 30 integrantes de la familia comían juntos aquel martes 22 de mayo 2012, cuando fueron sorprendidos por varios hombres armados encapuchados y con chalecos antibalas. El pánico se apoderó de ellos y todos comenzaron a tratar de esconderse mientras algunos narcos saltaron la barda para entrar en el terreno. En ese momento Perla pensó que moriría, dijo en entrevista para Telemundo:


“Me estaba muriendo de miedo antes de que me mataran. Te quedas sin aliento, sientes un frío intenso de la cabeza a los pies e imaginas que ya todo se acabó”: Perla.


Los narcos de Los Zetas lograron capturar a siete familiares de Perla, incluida ella y dos de sus sobrinos de 5 y 9 años de edad que fueron dejados en libertad al abandonarlos en la calle. Al llegar a terrenos baldíos, interrogaron a la familia al pedirles datos personales así como información sobre los negocios que tenían.


Al terminar el interrogatorio, los sicarios se quitaron los pasamontañas para comer, ese día no lo olvidó jamás Perla, ya que después los llevarían a otro sitio donde encontraron a los primeros familiares que secuestraron por lo que pedían los 250 mil dólares, estaban tirados en la tierra y algunos de ellos con bolsas en la cabeza.


Perla y su familia pensaban que por fin los liberarían, pero al regresar, empezaron a matar a algunos de los raptados y los disolvían en tambos con ácido. Al verlo, Perla dijo a su hermano que prefería morir a balazos mientras escapaba a sufrir de esa manera, entonces aprovechó que solo un capo los cuidaba, tomó una piedra y lo golpeó en la cabeza.


Los demás miembros de la familia también escaparon y subieron en las camionetas de los narcos. Perla que había quedado en shock, reaccionó y se tiró a un barranco cercano. Ahí permaneció oculta entre los matorrales. Por dos horas la mujer se quedó quieta hasta que dejó de escuchar la balacera, por fin pudo pararse y encontró a un carpintero que la ayudó.


Días después, la Marina descubrió el campamento donde los sicarios secuestraron y mataron a la familia de Perla, quien al enterarse hizo la denuncia y ayudó a identificar a los narcos que les hicieron daño y eran buscados por las autoridades, ya que jamás olvidó su rostro cuando se quitaron los pasamontañas.

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