A su vez, Flor de María Aguilar Sazo, de 40 años de edad, quien junto con su esposo dejaron a tres hijos en Escuintla, Guatemala, para buscar mejores condiciones de vida en los Estados Unidos, representó a “María”.
Al menos medio centenar de personas en migración, algunos caracterizados a la usanza bíblica, recorrieron las calles e hicieron parada en 14 altares que los vecinos colocaron en sus aceras.
El presbítero Marco Antonio Luna Aguilar, director de la Casa del Migrante, señaló que este año todos los oficios de Semana Santa fueron para pedir el eterno descanso de los hermanos migrantes que murieron por el incendio en la estación migratoria juarense, así como para quienes aún convalecen de las quemaduras y también para las familias de todas las víctimas.
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